El vehículo como causa de siniestros viales

por | Ene 16, 2021

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Cómo influye el vehículo en la accidentalidad

 

El vehículo como causa de siniestros

 

Los fabricantes de vehículos están obligados por rigurosas normativas a diseñar y producir vehículos con unas condiciones mínimas de seguridad. En este sentido, el desarrollo y la investigación que se viene efectuando permanentemente en el sector de fabricación de automóviles han dado lugar a coches cada vez más sofisticados y mucho más fáciles y seguros de conducir. Pese a todas estas mejoras en su seguridad, las estadísticas dicen que el vehículo como causa de siniestros se encuentra en un porcentaje medio (entre el 4 y el 13% de los siniestros). No debemos olvidar que el factor vehículo se halla en constante interacción con el factor humano, por lo que cualquier medida que se tome sobre el vehículo deberá ser evaluada en función de la relación con el conductor.

 

El vehículo como causa de siniestros

 

En este contexto es necesario tener en cuenta, en primer lugar, que cuando se toma a el vehículo como causa de siniestros, en la mayoría de los casos la causa es atribuible al mal mantenimiento de la máquina por parte de los conductores. Detrás de un suceso supuestamente casual e impredecible, como podría ser  un reventón o un fallo en el sistema de frenos, se puede esconder un descuido sistemático por parte del conductor a la hora de controlar que su  vehículo se halla en perfectas condiciones para circular.

Por otro lado, a la hora de desarrollar sistemas de seguridad en los vehículos. si queremos que estos sean realmente eficaces, nunca deberemos perder de vista otros factores que son en definitiva responsabilidad directa del conductor y que muestran el peso del factor humano en la prevención de la accidentalidad. Nos referimos al conocimiento del funcionamiento de la máquina y de sus sistemas de seguridad por parte del usuario.

 

La cara b de implementar mejoras tecnológicas

 

La potenciación de todos los mecanismos de seguridad es sin duda de una extraordinaria utilidad. Sin embargo, es necesario llegar a conocer en profundidad el impacto que estas nuevas tecnologías tienen en el comportamiento del conductor, ya que algunos estudios realizados han descubierto que si no se informa adecuadamente, las mejoras tecnológicas en los coches pueden hacer que algunos conductores sean más proclives a los accidentes: al tener una mayor sensación de seguridad, se compensan las ventajas del sistema con una tendencia a circular de una manera más arriesgada (por ejemplo, “como mi coche tiene ABS puedo circular a 180 km/h sin peligro”).

Esta conducta fue descubierta cuando se hicieron los primeros estudios de conductores que tenían vehículos dotados con airbag. Posteriormente, este hecho se ratificó desde otra perspectiva. En una investigación realizada en Munich con un amplio colectivo de taxistas, descubriéndose que en los coches dotados con ABS algunos conductores contrarrestaban las ventajas del mecanismo adoptando menores medidas de seguridad y asumiendo, por tanto, un mayor nivel de riesgo.

Es evidente, en definitiva, la necesidad de que tengamos muy presente la interacción de los vehículos con todo el sistema. La aparición de nuevos desarrollos tecnológicos forzosamente tendrá que prever el impacto en todo el entorno social, además del impacto directo sobre el conductor o el peatón. Por ejemplo, la masiva extensión de vehículos eléctricos en un corto periodo de tiempo podría llegar a significar un grave problema para la seguridad si no se actúa sobre Ia población, ya que una de las claves que tiene el peatón para descubrir la presencia de un coche es el sonido, que en este caso quedaría sensiblemente disminuido.

 


Accidentalidad en función del tipo de vehículo

 

 

Según los datos en valores absolutos, en España los turismos son, con diferencia, los vehículos que más accidentes y víctimas producen, seguidos de las motocicletas, furgonetas, camiones y autobuses. Así pues, los conductores de turismos deben ser un objetivo prioritario en las políticas de seguridad vial. No obstante, lo anterior no implica que los turismos sean los vehículos con mayor riesgo de sufrir un accidente. Ya que gran parte del parque auto-movilístico está constituido por este tipo de vehículos, es lógico que tengan más accidentes. Cuantos más turismos haya, más accidentes sufrirán.

 

 

El vehículo como causa de siniestros

Accidentalidad según el tipo de vehículo

 

 

En cambio, si eliminamos el efecto del número de vehículos en las estadísticas (porcentajes relativos), se puede comprobar que las motocicletas tienen una probabilidad de sufrir un accidente mucho mayor que la de los turismos, y una vez que este se ha producido, la probabilidad de sufrir lesiones o incluso fallecer es muy alta.

 

 

Accidentes de motocicletas

 

Finalmente es necesario dejar claro que pese a la alta espectacularidad de ciertos siniestros y el fuerte impacto social que generan, el número de accidentes con vehículos de transporte colectivo (autobuses) es realmente bajo, teniendo en cuenta los millones de pasajeros al año que transportan así como el número de kilómetros que realizan anualmente.

 

 


Accidentalidad en función de la antigüedad del vehículo

 

A pesar de la alta renovación de los últimos años, los vehículos del parque automovilístico español siguen siendo muy viejos. Baste decir que globalmente, durante muchos años, más del 30% de nuestro parque tenía más de diez años. Dado su alto coste económico, los más afectados por la antigüedad son los camiones y los autobuses. Si comparamos la vejez de los vehículos españoles con los del resto de Europa encontramos que España no está en una buena situación.

 

Problemas de los vehículos viejos

 

La importancia de la antigüedad del parque de vehículos es mucho mayor de lo que en principio se pudiera pensar.

    • En primer lugar, conforme se incrementa la edad de un vehículo, y especialmente a partir de los 8-10 años, se acelera la probabilidad de que se produzca un accidente por fallo mecánico.
    • En segundo lugar, dada la evolución constante de los sistemas de seguridad.  Un vehículo con más de diez años no tiene la misma capacidad de respuesta que un vehículo nuevo a la hora de evitar un accidente. Además, un vehículo más nuevo dispone de mecanismos de seguridad más sofisticados para conseguir que las consecuencias de los accidentes sean mucho menores (por ejemplo, distintos tipos de airbag).
    • Todo ello sin tener en cuenta cuestiones tan importantes como el consumo energético y la contaminación, así como el menor coste económico que implican los vehículos de fabricación reciente. En todo caso, lo importante es concienciar a los usuarios de que ante la antigüedad del vehículo es necesario realizar un mejor mantenimiento.

 


Accidentalidad en función del estado del vehículo

 

 

En el caso de España las revisiones técnicas y preventivas han mostrado Ia existencia de anomalías frecuentes y graves en algunos de los sistemas mecánicos más directamente relacionados con la seguridad vial, tales corno las ruedas, los frenos, la dirección, la suspensión y el alumbrado. Los datos de los últimos diez años apuntan a que las deficiencias técnicas que mayor implicación tienen en los accidentes por fallo mecánico son:

    • en primer lugar, el mal estado de los neumáticos,
    • seguido a una cierta distancia por los problemas en los frenos,
    • los fallos de iluminación,
    • los defectos en la dirección del vehículo y
    • los problemas de sobrecarga o mala distribución.

Nótese cómo la mayoría de estos problemas podrían solucionarse fácilmente si los conductores se preocuparan de revisar regularmente el estado de los principales elementos de seguridad, empezando por algo tan simple y tan visible como los neumáticos. Según diversas encuestas el mantenimiento de los vehículos que realizan los conductores españoles está muy por debajo de lo que es la media europea. El tema es preocupante al menos desde dos perspectivas:

    1. por lo que ello puede tener de incidencia en la provocación de un accidente por fallo mecánico.
    2. porque algunas investigaciones demuestran que, en un porcentaje significativo de los casos, el no preocuparse por el cuidado del vehículo desde sus elementos de seguridad suele correlacionar con la adopción también de mayores conductas de riesgo por parte del conductor.

 

JOSE LUIS ALVAREZ Formador vial

 

 

 

 

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