Concepto de seguridad vial
Nadie puede dudar de la importancia del automóvil en todos los aspectos de la vida del ser humano.
- Aporta una sensación de poder y libertad
- es complemento indispensable del desarrollo del quehacer cotidiano,
- condiciona el modo de vida (trabajo, autonomía, recreo, relaciones, etcétera) , el orden social, económico, de comercio, en definitiva de progreso. Sin embargo, también tienes aspecto negativo, los accidentes de circulación. En este ámbito aparece el concepto de seguridad vial.
Las dos caras del automóvil
El automóvil, y todo lo que su utilización y desarrollo conlleva, presenta dos caras opuestas:
- la positiva: todas las conquistas que la motorización representa,
- la negativa: los accidentes de circulación como trágico tributo a la libertad y el progreso que la sociedad técnica moderna lleva consigo.
La circulación o tráfico, como tránsito de personas, animales y vehículos por las vías públicas, como sistema dinámico integrado por el vehículo, la vía y su entorno y el ser humano, lleva siempre implícito un riesgo. En el sistema no existe el riesgo cero. Siempre existe un riesgo cierto aceptado. Es un riesgo lícito que toda sociedad permite y acepta. Sin embargo, una cosa es que este riesgo se mantenga dentro de unos límites razonables y aceptables y otra muy distinta que desborde los límites incompatibles con la seguridad vial y, lo que es peor, que la sociedad los siga aceptando con indiferencia y resignación a críticas.
En principio el tráfico surge por la interacción de los tres factores o elementos, es decir, una persona que maneja un vehículo en una vía. Queda claro entonces que el accidente de circulación debe producirse como consecuencia de la falta de armonía entre los tres elementos o factores o entre dos de ellos.
Definición de Seguridad Vial
Podríamos definir la Seguridad Vial de una forma muy simple: «no producción de accidentes» . Pero, así expresada, esta definición es utópica ya que siempre cabe la posibilidad de que se produzca algún accidente. Ësto se acentúa más si se tiene en cuenta que entre los elementos que intervienen en el tráfico se encuentra el ser humano. Sobre él recae la capacidad de decidir y con ella la de equivocarse, ya que, en última instancia, no podrá cortarse su libertad y poder de actuación. En otras palabras, la seguridad vial nunca será una realidad de valores absolutos, puesto que accidentes de tráfico siempre existirán. A lo que cabe aspirar, y ello es un derecho de los ciudadanos y un deber de todas las administraciones públicas es a que los accidentes disminuyan y a que sus consecuencias sean lo menos dañinas para el individuo y para la sociedad.
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Está demostrado que la mayoría de los accidentes son evitables y, por ello, uno de los tópicos más peligrosos y falsos es considerar, sin más, que los accidentes de circulación constituyen el inexorable tributo que la sociedad contemporánea tiene que pagar como contrapartida de las ventajas que para ella se derivan de su masiva mecanización automóvil. Sin embargo no es menos cierto que, en una determinada proporción, tales accidentes ocurren y van a seguir ocurriendo.
Por un lado, hay que contar con los auténticos accidentes, es decir, los que verdaderamente constituyen casos fortuitos, que ciertamente los hay, y de otro, no se puede ignorar el hecho de que el ser humano, ser falible, o el sistema, nunca perfecto, fallarán en ocasiones, produciéndose los accidentes como consecuencia de esos errores.
Seguridad vial total
La solución al problema de los accidentes u objetivo final es la seguridad vial total, pero la seguridad total es una utopía. Sin embargo, no por ello los países desisten en su intento, si bien son realistas y persiguen conseguir unas metas intermedias, una seguridad vial óptima o razonable y proporcional que sea perfectamente asumido por la sociedad. En otras palabras, había que analizar la anterior definición, tratando de expresar la través de la siguiente ecuación: óptimo de Seguridad Vial es igual a menor cantidad de accidentes de tráfico y más leves consecuencias posibles de los que se produzcan.
La seguridad vial así perfilada entraña, en sí misma, la idea de un cierto riesgo y, a fuer de sincero, de un riesgo cierto. Pero si el nivel alcanzado es óptimo, ese riesgo será un riesgo razonable y proporcionado que la sociedad habrá de asumir serenamente, aunque llevando a cabo, aptitudes, al mismo tiempo, un esfuerzo perseverante y lúcido para ir alcanzando cotas de Seguridad Vial cada vez más exigentes.
Definición realista
De este modo, y partir de un concepto realista que permite adecuarse a cada momento, la seguridad vial puede ser definida como:
la consecución de un conductor con conocimientos y habilidades suficientes que, en estado físico y psíquico adecuado, conduzca un vehículo diseñado y conservado correctamente por unos itinerarios debidamente planificados, mantenidos y señalizados en un entorno social concienciado del problema y colaborante a la hora de encontrar las soluciones más adecuadas.
Del concepto de seguridad vial, se puede deducir, que los factores generales que intervienen en los accidentes son el ser humano, el vehículo y la vía. A éstos se podría añadir las características y condicionamientos de la sociedad donde el tráfico se desarrolla. Es evidente que, como ya antes se ha indicado, estos factores no pueden considerarse aislados, sino que se interrelacionan. Constituye el vehículo frecuentemente el nexo de unión entre todos ellos, en cuanto que condiciona la vida misma de la sociedad, de la que el tráfico no es sino una manifestación más.
Vídeo fuente DGT
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