La importancia de la observación
La observación es una de las principales columnas de la conducción. La importancia de la observación en la conducción
Así como resultaría imposible conducir con los ojos cerrados, con una nula observación, jamás superarás el examen de circulación. Una adecuada observación te proveerá la información precisa para tomar las mejores decisiones. Este es el proceso que ha de seguir todo buen conductor:
- Detección de objetos en el ángulo muerto del retrovisor
- Los ángulos muertos
- Denuncias inusuales
- Evaluación de la educación vial en primaria
El cuadro de la observación
1. OBSERVACIÓN FRONTAL: Cercana y lejana.
¡Mira a lo lejos!
Una correcta observación proporciona seguridad y fluidez. Una escasa valoración y anticipación bloquea o ralentiza la circulación.
Mirar a lo lejos te ayudará:
- A escoger con antelación la ruta a seguir.
- A seleccionar con tiempo suficiente otro lugar en la vía en el caso de hallar obstáculos en tu carril (un vehículo detenido, por ejemplo).
- A no invadir carriles reservados para determinados vehículos (BUS, Taxi, etc.).
- A respetar todos los límites de velocidad.
- A evitar situaciones de riesgo.
La observación es más eficaz que la imaginación
Más de un conductor se mete en un carril BUS y luego argumenta: «Pensé que era un carril normal». Imaginó, pero no miró. Por eso es mejor mirar que imaginar. ¡La observación es más eficaz que la suposición!
Toda conclusión debe ser el fruto de una correcta observación, no de una fugaz y frágil imaginación. Prestar atención a la señalización es mejor que dejar la conducción en manos de la imaginación. El buen conductor controla lo que hace, mientras observa lo que otros hacen.
2. OBSERVACIÓN LATERAL: Espejos retrovisores exteriores.
Observa mucho los espejos y ten buenos reflejos
En vías urbanas o donde existan aglomeraciones, observa los espejos retrovisores cada 5 o 10 segundos. En vías interurbanas o menos transitadas, hazlo cada 10 o 15 segundos aproximadamente.
Los espejos retrovisores son buenos profesores
Ellos te muestran:
- La distancia a la que se encuentran los vehículos que te siguen (dato especialmente útil antes de frenar).
- Si puedes completar una maniobra con seguridad.
- Lo cerca que estás de los bordillos.
- Si has dejado el coche bien estacionado.
- Tu separación lateral con personas, vehículos u obstáculos.
- Los movimientos de otros usuarios. Especialmente peligrosos son algunos conductores de vehículos de dos ruedas: «Por ese agujero podría colarse un motero».
3. OBSERVACIÓN TRASERA: Espejo interior.
La regla de seguridad RF
La regla de seguridad RF (Retrovisor Freno) es una valiosa ayuda para evitar choques por alcance. Memoriza este refrán: «Antes de frenar, el espejo he de mirar». Tu intensidad de tu frenada dependerá de la proximidad y velocidad de los vehículos que te sigan. Si hallándote a la altura de un semáforo en fase amarilla fija frenas bruscamente teniendo un camión pegado atrás, provocarás un choque por alcance. Al tratarse de un vehículo pesado, su distancia de frenado será superior a la tuya y precisará más espacio para detenerse. Ten cuidado al usar el freno.
Observa qué ocurre detrás, y recuerda que en estas situaciones podrías sobrepasar el semáforo, si con ello evitas un accidente.
4. ÁNGULOS MUERTOS.
Con todo, conviene recordar la existencia de unas zonas ciegas que no alcanzan a cubrir los espejos retrovisores; se llaman ángulos muertos. Estos se pueden reducir o eliminar observando directamente a través de las ventanillas laterales del vehículo, es decir, girando la cabeza para comprobar que no existe peligro. También cabe recordar que la mayoría de los vehículos de reciente fabricación incorporan detectores de ángulos muertos.
Una forma eficaz de reducir los ángulos muertos es por medio de la correcta regulación de los espejos retrovisores.
5. OBSERVACIÓN POR ENCIMA DE LOS HOMBROS.
Los espejos retrovisores no son infalibles (no cubren todas las zonas a supervisar), por eso habrás de acostumbrarte a mirar directamente a través de las ventanillas laterales de tu vehículo, es decir, a girar el cuello y observar por encima de los hombros.
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