Cómo mejorar la percepción espacio-temporal durante la conducción
¿Cómo percibimos el espacio y el tiempo cuando conducimos? Esta es una pregunta que tiene implicaciones importantes para la seguridad vial, ya que nuestra capacidad de anticipar y reaccionar ante situaciones de riesgo depende en gran medida de cómo estimamos la posición, la velocidad y la trayectoria de nuestro vehículo y de los demás.
El espacio-tiempo es el concepto físico que describe la relación entre las dimensiones espaciales (largo, ancho y alto) y la dimensión temporal (duración). En el tráfico, el espacio-tiempo está involucrado en diversas situaciones, como por ejemplo:
- Cuando tenemos que adelantar a otro vehículo, tenemos que calcular si hay suficiente espacio en el carril contrario y si tenemos tiempo suficiente para realizar la maniobra sin colisionar con el vehículo que viene de frente o con el que vamos a adelantar.
- Cuando nos aproximamos a un cruce o a un semáforo, tenemos que estimar si podemos pasar antes de que cambie la luz o si debemos frenar para detenernos. También tenemos que tener en cuenta el espacio disponible para cruzar o para detenernos sin invadir otros carriles o zonas peatonales.
- Cuando circulamos por una curva, tenemos que ajustar nuestra velocidad y nuestra dirección para seguir la trayectoria adecuada sin salirnos del carril o perder el control del vehículo. También tenemos que prever posibles obstáculos o imprevistos que puedan surgir al salir de la curva.
Los giros a la izquierda y los adelantamientos
Los giros a la izquierda y los adelantamientos son las situaciones que provocan los accidentes más severos. Algunos de estos accidentes no se deben a una conducción imprudente o irresponsable sino a fallos perceptivos al calcular distancias, velocidades y tiempos.
En el caso de los adelantamientos se observó que, aunque los conductores estimaban de forma bastante aceptable la capacidad de aceleración del vehículo propio, tenían dificultades para calcular la distancia y velocidad del vehículo que venía en dirección contraria. Cuando mayor es la velocidad de este último en comparación con la del vehículo que se quiere rebasar, mayor es el número de errores de apreciación y, por lo tanto, mayor es la probabilidad de tener que hacer alguna maniobra evasiva.
Parece que el cálculo de la distancia a la que está el vehículo contrario es un elemento clave para decidir la maniobra, aunque también es importante el cálculo de la velocidad. Los conductores principiantes suelen basar su decisión de adelantamientos más en función de la distancia a la que está el vehículo que viene de frente, mientras que los conductores experimentados le dan más importancia al cálculo de la velocidad.
Por otro lado, juzgar la velocidad de un vehículo que viene de frente cuando éste está a una distancia considerable, resulta difícil debido a limitaciones estructurales de nuestro sistema visual receptor, y hay una cierta tendencia a estimar la velocidad del vehículo que circula en dirección contraria en función de la velocidad propia. Es decir, que si vamos más rápido, estimamos valores más altos para la velocidad del vehículo contrario y, si vamos más lento, tendemos a subestimarla.
Fuentes de información en la conducción
Para realizar estas estimaciones del espacio-tiempo utilizamos diferentes fuentes de información sensorial, como la visión, el oído o el tacto. Sin embargo, estas fuentes no son infalibles ni precisas, sino que están sujetas a errores y distorsiones. Por ejemplo:
- La visión puede engañarnos al percibir las distancias o las velocidades relativas entre los objetos. Esto puede deberse a factores como la iluminación, el contraste, el tamaño aparente o el ángulo de visión. Un caso típico es cuando nos parece que un vehículo está más lejos o se mueve más despacio de lo que realmente está o se mueve porque lo vemos desde atrás o desde un lateral.
- El oído puede ayudarnos a detectar sonidos relacionados con el tráfico, como bocinas, sirenas o motores. Sin embargo, estos sonidos pueden ser difíciles de localizar espacialmente o pueden estar enmascarados por otros ruidos ambientales. Además, los sonidos no siempre reflejan fielmente la posición o la velocidad de las fuentes sonoras.
- El tacto nos permite sentir las vibraciones y las fuerzas que actúan sobre nuestro cuerpo cuando conducimos. Estas sensaciones nos dan información sobre la aceleración, la frenada o el giro del vehículo. No obstante, estas sensaciones pueden variar según las características del vehículo (peso, suspensión), del pavimento (rugosidad) o del clima (temperatura).
Estrategias para mejorar la percepción del espacio-tiempo durante la conducción
Estos ejemplos muestran que nuestra percepción del espacio-tiempo en el tráfico no es una reproducción exacta de la realidad física sino una construcción mental basada en datos incompletos e imprecisos. Por eso es importante desarrollar habilidades perceptivas y cognitivas que nos permitan mejorar nuestra capacidad de anticipación y reacción ante situaciones de riesgo.
Algunas estrategias para mejorar nuestra percepción del espacio-tiempo en el tráfico son:
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Mantener una distancia de seguridad adecuada con respecto al vehículo precedente.
Esto nos dará más tiempo para reaccionar ante cualquier imprevisto y evitará colisiones por alcance.
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Mirar lejos y ampliar nuestro campo visual.
Esto nos ayudará a detectar con antelación posibles obstáculos u oportunidades para adelantar u ocupar otro carril.
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Ajustar nuestra velocidad al entorno y a las condiciones del tráfico.
Esto reducirá las diferencias relativas entre nuestro vehículo y los demás e incrementará nuestro margen de maniobra.
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Ejercitar la atención y la concentración:
La atención es el proceso cognitivo que nos permite seleccionar y procesar la información relevante del entorno. La concentración es la capacidad de mantener la atención focalizada en una tarea o un estímulo durante un periodo de tiempo. Ambas habilidades son imprescindibles para poder percibir correctamente el espacio-tiempo en el tráfico, ya que nos ayudan a filtrar las distracciones y a reaccionar con rapidez ante las situaciones imprevistas. Podemos entrenar la atención y la concentración mediante ejercicios como los rondos o los test de programación o memorización visual .
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Practicar la visión periférica:
La visión periférica es la parte del campo visual que abarca lo que vemos fuera del punto central de enfoque. Esta habilidad nos permite ampliar nuestro rango de percepción espacial y temporal, ya que nos ayuda a detectar los movimientos y los cambios que ocurren a nuestro alrededor sin necesidad de desviar la mirada. Podemos practicar la visión periférica mediante ejercicios como seguir con los ojos objetos en movimiento o identificar formas o colores en los extremos del campo visual.
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Mejorar la coordinación óculo-manual:
La coordinación óculo-manual es la capacidad de sincronizar los movimientos de los ojos con los de las manos. Esta habilidad es fundamental para poder conducir con precisión y seguridad, ya que nos permite ajustar nuestra velocidad, dirección y distancia con respecto a otros vehículos u obstáculos. Podemos mejorar la coordinación óculo-manual mediante ejercicios como lanzar y atrapar una pelota, dibujar o escribir siguiendo un modelo o manipular objetos pequeños.
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Aumentar la conciencia corporal:
La conciencia corporal es el conocimiento que tenemos de nuestro propio cuerpo, su posición, su orientación y sus sensaciones. Esta habilidad nos permite tener un mejor control sobre nuestros movimientos y nuestro equilibrio, lo que se traduce en una mayor seguridad al volante. Podemos aumentar nuestra conciencia corporal mediante ejercicios como realizar estiramientos, practicar yoga o pilates o bailar.
Estas son algunas estrategias para mejorar nuestra percepción del espacio-tiempo en el tráfico, pero existen muchas más. Lo importante es ser conscientes de que esta habilidad cognitiva se puede entrenar y mejorar con práctica regular y adecuada. Así podremos conducir con más confianza, comodidad y seguridad.
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