Cómo afectan los medicamentos a la conducción
Todos hemos sufrido a lo largo de nuestra vida alguna enfermedad más o menos grave y hemos tomado algún fármaco para curar dicha dolencia o bien para mitigar su síntomas. Todos podemos reconocer que durante estos estados de enfermedad, nuestras capacidades psicofísicas disminuyen el menor o mayor medida: nos encontramos más cansados, apáticos, con dolor y malestar, etc. Si estos síntomas los sufrimos en casa, pueden resultar molestos, pero cuando necesitamos utilizar nuestro vehículo, ya estamos pasando a un nivel superior, suponiendo entonces, un importante factor de riesgo para la seguridad vial, algo que debemos tener en cuenta y ser muy conscientes de ello.
El uso de medicamentos para combatir estas enfermedades tiene indudablemente un efecto positivo en nuestro organismo, pero también conllevan una serie de efectos secundarios que, en muchos casos, desaconsejan la conducción de vehículos.
En muchas ocasiones, la mayoría de los conductores, se ha visto alguna vez en la situación de tener que manejar un vehículo bajo el doble influjo negativo de una enfermedad y de los fármacos para mitigarla. De esta forma se calcula que el 10% de los conductores europeos han circulado alguna vez en esta situación. Los estudios realizados han arrojado además los siguientes datos:
- El riesgo de accidentes se multiplica por dos
- El 17% de los conductores españoles son consumidores de fármacos de manera crónica
- El uso de fármacos podría explicar el 5% de los accidentes de tráfico y el 10% de los fallecidos en estos siniestros.
Otro de los aspectos negativos de la conducción bajo la influencia de medicamentos, a diferencia del alcohol y drogas, es que no se considera como factor de riesgo por parte de los conductores. No se reconoce que ciertas enfermedades y fármacos pueden alterar de manera significativa las capacidades necesarias para una conducción segura.
Mezclar medicamentos y conducción puede ser muy peligroso. El 20% de los medicamentos que consumimos habitualmente pueden reducir nuestros reflejos al volante o aumentar nuestro tiempo de reacción; pero eso no es lo peor: pueden alterar nuestra percepción de las distancias, provocarnos hiperactividad, afectarnos a la vista o al oído y sobre todo darnos sueño.
Por eso, si estamos tomando un medicamento y vamos a conducir, lo mejor que podemos hacer es leernos detenidamente el prospecto. Que un medicamento tenga el pictograma “medicamentos y conducción” no quiere decir que se deje de tomar la medicación; lo único que hace es alertarnos de que ese medicamento podría afectar a la capacidad de conducción y que lo que tenemos que hacer es leer el prospecto. El pictograma tampoco impide que se pueda conducir; lo que nos está diciendo como personas que tenemos unos síntomas, una enfermedad, es que eso que estamos tomando no es totalmente inocuo.
Nosotros a través de los órganos de los sentidos, vista y oído principalmente, sentimos o notamos algo; se nos acerca una moto, sale una bicicleta, y esa información la tenemos que integrar muy rápidamente y hacer un acto motor de respuesta. Este acto que es instintivo y que no podemos acortarlo de su tiempo normal suele durar 0,5 milisegundos, es decir, es algo instantáneo. ¿Qué hacen muchas de las drogas y medicamentos? Ese tiempo de reacción lo alargan y, cuando nos hemos dado cuenta, hemos tenido una colisión.
Principalmente los síntomas que aparecen son
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- la somnolencia, que es el más conocido, vértigo o desequilibrio, que es como si te tiran hacia atrás.
- Los antigripales quizá sean los más leves, puesto que ocasionan normalmente somnolencia.
- Los antihistamínicos o antialérgicos serían los siguientes, porque ya tendríamos la posibilidad de visión borrosa o incluso fatiga.
- De los más comunes y de más uso son los ansiolíticos. Estos, aparte de la somnolencia, tienen un síntoma que es la disminución de la capacidad de reacción. Por ejemplo, en un paso de cebra no tener esa velocidad de reacción puede hacer que nos llevemos por delante a un peatón por no frenar a tiempo.
- Otra familia son los antidepresivos; como efecto grave pueden tener la falta de coordinación, que al conducir es muy importante.
- Con los colirios vemos un efecto directo; van a ocasionar una dilatación de la pupila que va a impedir la visión correcta de la carretera.
- En el caso de los hipoglucemiantes, de los tratamientos para bajar el azúcar, tenemos un problema serio, pues si aparecen estos síntomas, es como si nos apagaran las luces; nuestro cuerpo va a tener una bajada masiva de azúcar y no va a tener energía de golpe.
Tomando pequeñas medidas, se pueden evitar esos riesgos. Se puede conducir y descansar cada hora y media; evitar conducir justo después de comer; hay, no obstante, posibilidades de utilizar los medicamentos que menos afectan a la conducción o hablar con el médico para que los receten por la noche, o tener mucho cuidado con no automedicarse… A veces son simplemente cuestiones de sensatez.
Las enfermedades como factor de riesgo en la conducción
La lista de enfermedades que pueden repercutir sobre una conducción segura es muy numerosa.
Factores que influyen sobre los efectos de los fármacos
Los efectos secundarios que pueden producir los fármacos sobre las capacidades para conducir pueden verse modula dos por una serie de factores que los pueden potenciar o inhibir. Estos factores son los siguientes:
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- Polifarmacia: consiste en la prescripción y uso conjunto de varios fármacos, lo cual puede traer como consecuencia un notable deterioro de las capacidades para conducir. Se calcula que un 60% de los consumidores de medicamentos crónicos consumen dos o más medicamentos a la vez, esto se produce sobre todo, en la población de mayor edad.
- Sensibilidad a los efectos secundarios: de todos es sabido que no todas las personas son igualmente sensibles a los efectos de los medicamentos, hay personas más propensas a padecer estos efectos secundarios, por lo que deben estar más atentas.
- Combinación con alcohol: este hecho es especialmente importante porque puede producirse una potenciación de los efectos secundarios de los medicamentos, especialmente si se combina el alcohol con depresores del sistema nervioso central, como son los tranquilizantes, ya que se potencian los efectos sedantes de estas sustancias.
- La automedicación: consiste en el consumo de medicamentos sin supervisión por parte del médico. Tras este hecho se esconde la idea de que se pueden consumir medicamentos libremente sin tener que preocuparse por los peligros para la salud o para la circulación, y por lo tanto, la falta de consciencia de las capacidades afectadas por dichas sustancias.
Recomendaciones sobre el uso de fármacos durante la conducción
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- Sólo consumir medicamentos recomendados por el especialista.
- Respetar la dosis recomendada y la forma de administración.
- No tomar alcohol bajo tratamiento, sobre todo, si se están tomando medicamentos depresores del sistema nervioso central.
- Leer detenidamente los prospectos para conocer los efectos secundarios.
- No mezclar distintos medicamentos, a no ser que lo haya prescrito el médico.
- El café, alcohol u otras drogas pueden alterar la acción o efectos de los medicamentos.
- Los efectos de los medicamentos pueden variar según diferencias individuales y situacionales.
- El estado físico y otras circunstancias pueden variar el efecto esperado del fármaco ingerido.
- El uso continuado de ciertas sustancias farmacológicas puede llegar a crear dependencia.
No se trata, salvo en casos extremos, de renunciar a conducir cuando se está bajo tratamiento farmacológico, sino de tener una actitud responsable, informándose acerca de sus posibles efectos sobre la conducción y de las precauciones necesarias para garantizar la seguridad de la circulación.
Texto y vídeo obtenidos del programa “Seguridad Vital“
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