Lesiones en función de la zona afectada por el accidente o siniestro vial
En términos generales, las lesiones que se producen en los siniestros viales más habituales son las siguientes:
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- Lesiones en la cabeza
- Las lesiones en la columna vertebral
- Lesiones en el tórax
- Las lesiones en el abdomen
- Lesiones en los miembros superiores e inferiores
1–Lesiones en la cabeza
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- Las fracturas de cráneo (o traumatismo craneoencefálico). Este tipo de fracturas puede aumentar la posibilidad de sufrir hematomas intracraneales. Las fracturas con hundimiento conllevan a menudo lesiones en la masa cerebral. Las otras fracturas que se pueden observar en el cráneo son las que se producen en su base, las cuales pueden llegar a ser muy graves.
- Las fracturas faciales. Suelen provocar lesiones más a nivel funcional (como, por ejemplo, problemas en la masticación) y estético (deformidad facial) que las anteriores. Las mujeres y los conductores mayores son especialmente sensibles a este tipo de lesiones, ya que la resistencia de sus huesos es menor.
- Las lesiones intracraneales. Se dividen entre las lesiones focales (tales como los hematomas, las hemorragias intracerebrales y las contusiones producidas por los golpes del cerebro contra los propios huesos del cráneo) y las lesiones difusas, entre las que se encuentra la conmoción (pérdida transitoria de conciencia sin lesión cerebral evidente) y la lesión axonal difusa, que es mucho más grave e implica una lesión neuronal provocada por los mecanismos de aceleración y desaceleración, sobre todo en movimientos de rotación.
2– Lesiones en la columna vertebral
Además de las lesiones por impacto directo sobre la cabeza, que llegan a transmitir la fuerza directamente a la región cervical , en esta zona destaca el denominado esguince cervical, que es un tipo de lesión cuyo mecanismo de producción es el mal llamado latigazo cervical. Con este término se hace referencia a los movimientos realizados por el cuello tras un golpe posterior (alcance trasero) con una hiperextensión y una posterior hiperflexión de la columna cervical. Es decir, como consecuencia de un alcance, la inercia provoca el movimiento hacia delante del tronco de los ocupantes del vehículo mientras que su cabeza permanece en su posición inicial, lo que fácilmente resulta en una hiperextensión del cuello; posteriormente, la cabeza sigue al tronco y, si el impacto provoca la aceleración suficiente, se produce una hiperflexión sobre el cuello, provocando de este modo el mencionado esguince cervical.
Por ello, es muy importante que se haga uso de los reposacabezas instalados en nuestro vehículo, tanto en los asientos delanteros como en los traseros (aunque especialmente en aquellos). Además, deberemos poner especial atención en su correcta regulación, ya que para que funcionen de forma eficiente es necesario que estén colocados a la altura adecuada para cada ocupante del vehículo.
Respecto a las zonas dorsales y lumbares de la columna, hay que resaltar que sus lesiones pueden provocar grandes incapacidades permanentes cuando afectan a la médula ósea. En verdad, el 50% de las lesiones de la columna se producen a niveles altos (vértebras cervicales C4 a C7), lo que puede resultar fácilmente en una muerte inmediata por parada respiratoria o insuficiencia respiratoria aguda, Sólo el 34% de estas lesiones se producen a niveles más tolerables para la vida (D3 a D12), aunque son bien conocidas las graves secuelas que se pueden derivar en estos casos,
3– Lesiones en el tórax
En el caso de los daños en el tórax, el principal problema no deriva del impacto de los elementos del habitáculo sobre la estructura ósea, sino de los efectos de la deceleración sobre las vísceras y grandes vasos sanguíneos, que no tienen la misma resistencia que otras estructuras más rígidas. Es por ello que el tórax es la segunda zona corporal más lesionada en los accidentes de tráfico sin cinturón de seguridad y la tercera en los accidentes con cinturón (además, se ha demostrado que las lesiones torácicas de los individuos que utilizan el cinturón de seguridad revisten menor gravedad, son también menos frecuentes y tienen más pronta recuperación).
Esta zona corporal se compone de una parte rígida, constituida por las costillas, el esternón, clavículas y columna dorsal, junto a órganos como el corazón, los pulmones y los grandes vasos sanguíneos, que son estructuras mucho más sensibles a las alteraciones de la velocidad y cuya alteración puede provocar lesiones muy graves o incluso la muerte.
Además de la importancia de los daños producidos en el propio tórax, estas lesiones agravan las consecuencias de cualquier lesión neurológica que el accidente pudiera haber producido en el conductor, ya que, como hemos visto, las lesiones torácicas pueden fácilmente afectar a funciones tan relevantes como son la respiración y la circulación sanguínea, produciendo deficiencias en el aporte de oxígeno al cerebro.
Lesiones que se producen en los siniestros viales en la región torácica, en muchas ocasiones pasan desapercibidas y se diagnostican cuando ya la vida se encuentra en franco peligro. Son las que se denominan lesiones torácicas cerradas, entre las cuales destaca el desgarro cardíaco, que provoca entre el 10 al 15% de las muertes en los accidentados por causa del tráfico.
4– Lesiones en el abdomen
El abdomen se considera la tercera zona más dañada en los accidentes de tráfico, y es una parte especialmente delicada para las mujeres, las personas obesas y las de talla baja. En estos dos últimos casos, el motivo parece estar en la propia distribución y propagación del golpe, así como también en muchos casos en una mala colocación de la banda abdominal del cinturón de seguridad.
El abdomen es como una cámara elástica que contiene diferentes órganos bañados en líquido, por lo que en un accidente se comporta según el Principio de Pascal. De este modo, una presión ejercida sobre cualquier punto se difunde con igual Intensidad por el resto de la cavidad aplicándose sobre todas las vísceras. En consecuencia, un golpe en una parte del abdomen puede también provocar daños en cualquiera de los órganos Internos que en él se encuentran. Por otra parte, determinados órganos abdominales, como el hígado y el bazo son grandes y se encuentran llenos de sangre, sin estructuras rígidas que los mantengan, lo que los hace extremadamente delicados y vulnerables. Por el contrario, los órganos huecos, como el estómago o los músculos abdominales pueden amortiguar en parte los impactos, no resultando en general tan dañados.
5– Lesiones en los miembros superiores e inferiores
Las lesiones que se producen en los siniestros viales en estas regiones suelen consistir básicamente en la fractura de alguno de sus huesos (o varios), tales como el húmero, el cúbito o el radio, en los miembros superiores; y la pelvis, el coxis, el fémur, la rodilla, la tibia o el peroné, en los miembros inferiores.
Presentación Power-point «Comportamiento en caso de accidente»
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