Fases de un accidente de tráfico
Un accidente de tráfico puede describirse como un suceso único; pero cuando se investiga el mismo habrá que tener en cuenta las distintas fases individuales que lo integran; por consiguiente, deberá considerarse como una “cadena de sucesos”. En realidad, un accidente puede definirse con bastante propiedad como una serie de sucesos imprevistos que acaban en lesiones o daños. Normalmente un suceso conduce a otro; por esta razón se habla de cadenas de sucesos.
Ello quiere decir que el accidente no se produce de manera instantánea, sino que, como dice LÓPEZ-MUÑIZ GOÑI, sufre una evolución que se desarrolla en un período de tiempo más o menos corto, pero a lo largo de su evolución puede apreciarse una serie de posiciones correlativas en las que los elementos que intervienen en el siniestro se van encontrando sucesivamente, hasta que se produce el resultado.
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Las posiciones, expone el mismo autor, estarán compuestas de dos factores: tiempo y espacio.
El tiempo ha de ser reconstruido a base de momentos, que comprenderán los segundos o fracciones de segundo en que las personas que intervienen en el accidente han debido obrar de una manera determinada, y que en realidad han obrado así, o de otra forma.
En el espacio existirán “áreas” o “zonas” en las que los hechos se producen y, dentro de ellas, determinados “puntos” donde situar acciones concretas. El conjunto de un “momento” y un “punto” será la “posición”. Por último, la unión de varias posiciones dará lugar a una “fase” del accidente.
En el accidente pueden distinguirse tres fases:
- Fase de percepción.
- Fase de decisión.
- Fase de conflicto.
1-Fase de percepción. Fases de un accidente de tráfico
En esta fase, el conductor (o peatón) percibe la situación anómala en la vía que puede provocar un accidente.
Si bien la fase de percepción podemos decir que comienza en el primer punto (punto de percepción posible y termina en el último, (punto de posición final), puesto que el implicado está percibiendo cuanto ocurre en todo momento, nos centraremos en el “área de percepción” para determinar más concretamente esta primera parte del accidente.
1.1. Área de percepción
El área de percepción se encuentra situada entre los puntos: punto de percepción posible (P.P.P.) y el punto de percepción real (P.P.R.).
1.2. Punto de percepción posible (P.P.P.)
El punto de percepción posible (P.P.P.), es el momento y el lugar en el que el conductor debió darse cuenta de la circunstancia anormal que podía terminar en accidente. Este punto está situado en el lugar en el que un conductor cuidadoso y atento puede percibir el evento, reconocerlo y valorarlo, y debe situarse sobre la propia vía en donde se produce el accidente; su comienzo será en el punto en el que la percepción posible se logra de manera absoluta.
Tal es el caso de una curva o un cambio de rasante, sin visibilidad a nivel de la calzada de 100 metros, pero que situándose en la visual del conductor percibe la circulación a 200 metros de distancia. El punto de percepción posible debe fijarse en este último punto, desde el cual, el obstáculo o situación conflictiva es visible, recognoscible y valorable.
La situación del punto de percepción posible debe ser fijada correctamente, puesto que iniciará y será la base para la apreciación de una serie de elementos fundamentales para la valoración de las conductas y los comportamientos posteriores de las personas que han intervenido en el accidente. La diferencia entre el punto de percepción posible y el de percepción real determinará el grado de atención del conductor y la posibilidad o no de realizar maniobra evasiva.
1.3. Punto de percepción real (P.P.R.)
El punto de percepción real (P.P.R.) es el momento y lugar en el que el conductor se percibe realmente por primera vez del peligro de accidente o la situación anormal. Mientras que el punto de percepción posible es puramente objetivo, lo que quiere decir que siempre se podrá comprobar sobre el terreno en la correspondiente inspección ocular, por el contrario, el punto de percepción real se subjetiviza, lo que quiere decir que es un elemento difícilmente determinable incluso con la manifestación del conductor o peatón.
Percepción del peligro es ver, presentir, oír o comprender la situación imprevista o inesperada que pudiera tomarse como indicio de que está a punto de producirse un accidente.
La percepción no se produce necesariamente en el momento y lugar en que el peligro pudo haber sido primeramente percibido. Sino más bien en el momento y lugar en que fue reconocido tal peligro.
La demora en la percepción es el tiempo comprendido entre el punto de posible percepción y el de percepción real. La percepción del peligro implica el reconocimiento del mismo. Si el conductor ignora o no se percata de que lo que ve constituye un peligro, no podrá percibirlo como tal. Normalmente en estos casos se producirá una invasión, que es el acto de ocupar el espacio destinado a otra unidad de tráfico. El tipo de invasión más frecuente es cruzar el eje central, penetrar en el paso para peatones, etc.
“La determinación del punto de percepción real es, como dice LÓPEZ-MUÑIZ GOÑI, extraordinariamente importante, en cuanto que puede reflejar una serie de elementos complementarios que aclaren de manera definitiva la mecánica del accidente. Así, por ejemplo, servirá para la determinación del índice de atención a la conducción, con su correlativa negligencia. También puede indicar la presencia de factores físicos, psíquicos o somáticos que hayan podido influir en la valoración de sus actos”.
El punto de percepción real, sigue diciendo el mencionado autor, puede no existir, o estar tan inmediato al de conflicto, que en realidad no se distinga de él. Existiendo muy poca diferencia de tiempo y espacio entre el punto de percepción posible y el de conflicto, puede advertirse la inexistencia de percepción real, circunstancia que exculpará de responsabilidad al conductor observado en razón a encontrarse ante un caso fortuito, a no ser que haya sido él mismo quien provocara la situación y su escasez de tiempo y espacio.
2.Fase de decisión. Fases de un accidente de tráfico
El conductor (o peatón) reacciona para iniciar una maniobra de evasión con el fin de paliar los efectos del accidente que prevén es inminente que ocurra.
Las maniobras de evasión pueden ser activas para intentar evitar el impacto (frenar, girar el volante, disminuir la velocidad, etc.) o pasivas (no hacer nada, intentar provocar una actuación en otro usuario, tocar el claxon, dar destellos, etc.).
El tiempo de reacción es el intervalo temporal que transcurre desde que el conductor, o peatón, percibe la situación de peligro, toma una decisión y la ejecuta realizando una maniobra evasiva, activa o pasiva. En situaciones normales, las personas suelen tener un tiempo de reacción entre 0,5 y un segundo.
La precisión y rapidez con la que el conductor lleva a cabo una maniobra como respuesta a una situación determinada se denomina: capacidad de respuesta.
Esta fase comienza en el punto de percepción real y termina en el punto de posición final, puesto que durante todo ese tiempo y espacio recorrido, el accidentado puede tomar decisiones, incluso reaccionar con maniobras evasivas, como puede ocurrir con un conductor que después de colisionar y mientras el vehículo se desplaza hasta la posición final, gira la dirección intentando modificarla.
Como en el caso de la fase de percepción, nos centraremos en el área concreta de esta fase, es decir en el “área de decisión”.
2.1. Área de decisión
El área de decisión como está comprendida entre el punto de percepción real (P.P.R.) y el punto de conflicto (P.C.), puesto que, a partir de él, las decisiones y acciones no van a impedir lo que ya ha ocurrido, si acaso pudiese entenderse que
comienza un segundo accidente o segunda colisión con sus correspondientes fases. Este área de decisión puede quedar anulada por la rapidez de la producción de los acontecimientos, llegando en algunos casos a no existir en realidad, como puede ocurrir en el supuesto de que sólo haya habido percepción y resultado, sin decisión alguna.
Por ello habrá de tenerse en cuenta la relación del tiempo y el espacio, la diferencia de tiempo y espacio entre los puntos de percepción real y el de conflicto para deducir, en el supuesto de carencia de decisión, las consecuencias correspondientes e investigarlas.
El espacio y el tiempo existente entre el punto de percepción real y el punto de decisión (P.D.), determinará el tiempo de reacción. Desde que el conductor o el peatón se da cuenta del peligro hasta que actúa para soslayarlo, transcurre un tiempo que se llama tiempo de reacción.
Este período de tiempo consta de tres fases:
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- la primera, es la llegada de los estímulos exteriores (aunque no siempre, pues en acciones reflejas la orden no pasa por el cerebro);
- la segunda, es la intelección, durante la cual el cerebro, una vez recibidas las sensaciones exteriores por medio de los sentidos, se apercibe del peligro y elabora los medios para solucionarlo;
- la tercera, es la volición, durante la cual la voluntad del conductor o peatón decide actuar.
El tiempo de reacción es variable y depende de la edad y el estado físico o psíquico. A edades elevadas o en situaciones de cansancio, fatiga, desatención, etc., el tiempo de reacción aumenta, oscilando entre 0,4 y 2 segundos aproximadamente.
En el área de decisión hay que distinguir el punto de decisión, la maniobra de evasión y el área de maniobra.
2.2. El punto de decisión (P.D.)
El punto de decisión (P.D.), es aquel en el que el conductor inicia la realización de la maniobra evasiva que ha decidido ejecutar en virtud del proceso intelectual correspondiente. Aunque sería factible distinguir entre el punto de decisión y el de iniciación de la maniobra de evasión, en realidad ambos pueden considerarse coincidentes, principalmente en base a una razón práctica de imposibilidad de diferenciarlos.
2.3. Maniobra de evasión. Fases en un accidente de tráfico
La acción evasiva es la maniobra o conjunto de maniobras que emplea el conductor o peatón para evitar que el accidente se produzca. Las maniobras de evasión pueden ser simples o complejas y, a su vez, activas o pasivas.
2.3.1. Maniobras de evasión simples.
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- Las maniobras de evasión simples pasivas más frecuentes son:
- Tocar el claxon. Con esta maniobra de evasión lo que realmente se hace es descargar la realización de la maniobra en otra persona (conductor o peatón) advirtiéndole de la existencia o posibilidad de existencia de un conflicto. No siempre será útil: fallará en las personas sordas o que se encuentren sin conocimiento por cualquier causa. Por otra parte, esta maniobra en realidad hace duplicar el tiempo de la evasión pues, además del tiempo que necesita el conductor para hacer uso de la bocina, ha de añadirse el tiempo correspondiente a la percepción y decisión por parte de la persona a la que se dirige la señal, y en el supuesto de que su reacción sea desafortunada, se creará una nueva situación de peligro con la necesidad de desarrollar de nuevo todas las fases.
- Hacer destellos con las luces de largo alcance o carretera. Es de similar naturaleza que la anterior y presenta los mismos inconvenientes, aunque presenta mayor alcance.
- Las maniobras de evasión simples activas (ojo: no es Activa de seguridad, se refiere actuar activamente para evitar el accidente como puede ser pisar el pedal del freno, del acelerador, mover el volante…; es el quien actúa, en la pasiva hace algo para que actué el otro, como puede ser tocar el claxon para que el otro se pare…) más frecuentes son:
- Disminuir la velocidad. Es la maniobra de evasión por excelencia y la más ajustada a las normas generales de prudencia. De no conseguirse evitar el accidente reduciendo la velocidad, al menos se aminorarán sus consecuencias. La reducción de velocidad tanto se puede conseguir dejando de acelerar como actuando, con más o menos fuerza, sobre los órganos de frenado del vehículo.
- Detener el vehículo. Será el resultado final de la maniobra anterior.
- Aumentar la velocidad. Puede resultar útil en algunos casos como, por ejemplo, en los adelantamientos cuando el conductor del vehículo que adelanta no puede finalizar el adelantamiento porque se aproxima otro vehículo en sentido contrario con peligro de colisión y decide desistir del adelantamiento, en estos casos, el conductor del vehículo adelantado puede coadyuvar acelerando fuertemente y aumentando la velocidad para evitar la colisión, facilitando al conductor que inició el adelantamiento el regreso a su carril. En el caso de producirse un accidente por alcance las consecuencias disminuyen si la velocidad la aumenta el vehículo alcanzado.
- Giro a la izquierda o a la derecha. El giro, violento o paulatino, a uno u otro lado puede ser suficiente para salvar un obstáculo y sin que la maniobra suponga peligro para terceros usuarios de la vía. No obstante, dicho giro puede suponer en sí mismo un peligro pues puede arrollarse a una persona o introducirse en los carriles de utilización de sentido contrario creando un peligro mayor, por lo que habrá que tener en cuenta la velocidad de desplazamiento lineal del vehículo, su masa, centro de gravedad, etc. y la brusquedad de la maniobra.
- Dar marcha atrás. Estando el vehículo inmovilizado, dar marcha atrás puede considerarse como una maniobra evasiva.
- Las maniobras de evasión simples pasivas más frecuentes son:
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2.3.2. Maniobras de evasión complejas
Son el resultado de la utilización conjunta de varias de las citadas como simples. Las más frecuentes son:
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- Disminución de la velocidad y giro.
- Disminución de la velocidad y uso del claxon.
- Disminución de la velocidad y destellos luminosos.
- Aumento de la velocidad y giro.
- Giro y uso del claxon.
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En ocasiones, la maniobra evasiva consiste en elegir un accidente menor, por ejemplo, salirse de la calzada o colisionar con el vehículo que circula en el mismo sentido para evitar una colisión frontal.
2.4. Área de maniobra. Fases de un accidente de tráfico
La acción evasiva se realiza sobre un determinado espacio que se conoce con el nombre de Área de Maniobra. Comienza en el punto en que el conductor apercibido inicia la maniobra normal y confortablemente y termina en el punto de conflicto o colisión.
3.Fase de conflicto.
La fase de conflicto es la culminación del accidente. Comprende el último período de la evolución del accidente, con su conclusión. Como en las demás fases, el conflicto comienza en el punto en el que el conductor se apercibe del problema. Termina con la solución de este, la colisión.
En esta fase también delimitaremos este espacio para su análisis con el fin de diferenciarlo en lo posible de los otros espacios. Se le denominará “área de conflicto”.
Dentro de esta fase se pueden distinguir tres elementos:
- Área de conflicto.
- Punto de conflicto (P.C.)
- Posición final (P.F.)
3.1. Área de conflicto.
Es el espacio comprendido entre el punto clave (P.CL.) y el punto de conflicto (P.C.).
3.2. Punto clave (P.CL.)
El punto clave (P.CL.) es aquel en el cual, si no se actúa, el accidente resulta inevitable. Puede coincidir con el punto de percepción real, en cuyo caso no habrá ni tiempo ni espacio para la maniobra evasiva.
3.3. Punto de conflicto (P.C.)
Es aquel en el que se consuma el accidente y que corresponderá a la posición de máximo efecto.
En el punto de conflicto aparecen diversos momentos y puntos complementarios: el punto inicial del accidente o toma de contacto; todo el desarrollo del evento hasta que llega a la posición de máximo efecto y, por último, la derivación hacia la posición final.
3.4. Posición final (P.F.)
Una vez producido el accidente, los vehículos, las personas y los objetos que en él intervienen no quedan instantáneamente inmóviles, sino que, hasta llegar a la posición final, sobre ellos siguen actuando fuerzas, llamadas de reacción, e incluso algunas derivadas de la propia acción.
La posición final (P.F.), es aquella que adoptan los vehículos, personas y objetos cuando llegan a la inmovilidad tras el evento.
La división del tiempo y el espacio en momentos y puntos con la consiguiente configuración de fases y áreas o zonas resulta de crucial importancia en la investigación del proceso del accidente.
En base a la distancia existente entre el PPP y el PPR se deben investigar condiciones psíquicas y somáticas de las personas intervinientes o bien el Estado de las condiciones ambientales. (Área de Percepción)
En efecto una distancia larga entre ambos puntos puede ser indicio de que el conductor iba distraído por cualquier motivo que habría que investigar: como la somnolencia, la fatiga, realización de otras actividades, ingesta de bebidas alcohólicas, drogas, estupefacientes, medicamentos…etc.
Por otro lado, esa gran distancia podría no ser tanta si las condiciones ambientales fueran diferentes de las que están presentes en el momento de la investigación. Como ejemplo: en condiciones de baja luminosidad o de reducida visibilidad por efecto de la lluvia o de los deslumbramientos, etc.
Por otro lado, la distancia entre el PPR y el punto de decisión puede indicar el estado psíquico y físico del accidentado en ese momento. Por ejemplo: una reacción lenta puede obedecer a que el sujeto se encuentre bajo los efectos de sustancias tóxicas u otro tipo de sustancias como medicamentos, etc.
En el espacio comprendido entre el Punto de Decisión y el Punto de Conflicto, el conductor desarrolla las maniobras evasivas que estima conveniente para evitar el accidente o minimizar sus consecuencias. El acierto de las mismas nos puede dar una idea de su pericia y del estado en que se encuentra el vehículo.
buen dia , si pudiera establecer DTR PPR PPP EN UN CROQUIS EN una simulacion de atropello en una via recta
excelente trabajo, didáctico, practico y fácilmente entendible, gracias