Diferencias entre siniestros e incidentes
Los siniestros viales son un fenómeno comúnmente atribuido al azar. Según esta concepción, nos enfrentamos ante hechos fortuitos , incontrolables , fruto del destino o de la casualidad y, en consecuencia, son inevitables. Sin embargo, un estudio profundo del fenómeno de la accidentalidad nos demuestra claramente la falsedad de estas creencias tan ampliamente extendidas entre la población conductora.
FALSAS CREENCIAS Y CONCEPTUALIZACIÓN ACTUAL DEL ACCIDENTE
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Accidente y falsas creencias |
Conceptualización actual del accidente |
Escapa a nuestro control
Es imprevisto
No depende de nosotros
Es inevitable
Es fortuito
Es cosa del destino
Obedece al azar |
Es un problema de salud
No es accidental
Es controlable
Es evitable
Es un proceso
Es una consecuencia
Es prevenible |
Factores del conductor
Detrás de cada accidente puntual pueden identificarse toda una serie de factores que se relacionan directamente con su ocurrencia, entre los que destacan especialmente aquellos que tienen que ver con las circunstancias del propio conductor. De este modo, la velocidad, el consumo de alcohol, la fatiga, la somnolencia, las condiciones ambientales, la hora del día y un largo etcétera son, como veremos, variables directamente relacionadas con la incidencia de los accidentes de tráfico.
Son muy numerosos los estudios científicos que han demostrado, sin dejar lugar a dudas, cómo el modelo de azar anteriormente comentado es incapaz de asimilar todos los datos de accidentalidad en el tráfico. De este modo, lejos de ser sucesos impredecibles e inevitables, podemos tener un conocimiento exacto y preciso de cuándo, cómo, dónde y por qué están ocurriendo todos estos accidentes, así como de qué podemos hacer para evitarlos y minimizar sus consecuencias.
Frente a la concepción del accidente como hecho azaroso, debemos destacar que los accidentes no son nada accidentales, sino sucesos predecibles y, en consecuencia, evitables.
Los incidentes de tráfico
Pero en el tráfico no sólo son importantes los accidentes propiamente dichos, sino que también tenemos que hablar de los llamados incidentes, como la antesala de aquellos. Los incidentes (también conocidos como conflictos o cuasi-accidentes) son eventos que se pueden producir durante la conducción como consecuencia de una actuación o circunstancia insegura y que no han repercutido en ningún tipo de daño o lesión, pero que bien podrían haber derivado en un accidente. Estos incidentes implican un elevado margen de riesgo durante el transcurso de la tarea de conducción.
La pirámide Hyden
Por otra parte, existe una relación directa entre los incidentes y los accidentes, de tal forma que la ocurrencia de los primeros nos indica la probabilidad de que se den verdaderos accidentes en las mismas circunstancias. Podría decirse que existe un continuo en la gravedad de los acontecimientos que se producen en la conducción, tal como nos indica la llamada Pirámide de Hyden, cuya filosofía es que existe una sucesión de eventos que discurre desde ciertos sucesos muy habituales hasta los accidentes propiamente dichos.
Como se puede observar, en la base de la pirámide se encuentran los acontecimientos que ponen en riesgo la seguridad de los vehículos implicados, pero que no llegan a interrumpir la marcha de tos vehículos. A de ahí se suceden una serie de fenómenos (conflictos potenciales. leves y graves) cada vez de mayor gravedad, aunque cada vez menos frecuentes, en cuya cúspide encontramos finalmente los accidentes,
El conocimiento de estos sucesos tiene una importancia vital para prevenir y frenar muchas dimensiones de la accidentalidad, por lo que debemos estar muy atentos a los incidentes que experimentemos con mayor frecuencia para prever nuestros futuros accidentes potenciales. Sin embargo, el conductor no suele considerar que estos incidentes sean verdaderos riesgos para la seguridad en la conducción, por lo que acaban por considerarse normales. Se podría decir que las conductas imprudentes que no llegan a desembocar en un accidente se integran, se instalan y se mantienen, hasta que finalmente con el tiempo sucede el siniestro.
Conclusión
Dicho de otra manera, ignorar los semáforos, ir a velocidades inadecuadas o conducir bebido, son conductas frecuentemente relacionadas con incidentes, lo que las convierte en claros predictores de que finalmente acabe ocurriendo el accidente. Por tanto, hacer consciente al conductor de los procesos que subyacen y anteceden a los incidentes es vital para explicar lo que pasa en los propios accidentes, ya que al hacer explícitos los parámetros de conducta implicados en estos procesos, el conductor eleva su percepción del riesgo aproximándose al riesgo real y, por tanto, adopta conductas más seguras.
Existe una relación directa entre los incidentes y los accidentes, de tal forma que la ocurrencia de los primeros nos indica la probabilidad de que se den verdaderos accidentes en las mismas circunstancias.
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