Este es el perfil de los “spiders”
En este artículo vamos a reflexionar sobre las razones que llevan a algunos conductores a respetar los límites de velocidad y a otros a ignorarlos. Según diversos estudios, existen factores individuales, sociales y ambientales que influyen en el comportamiento al volante (Bierlvliet et al., 2010).
Factores individuales
Entre los factores individuales, se ha encontrado una correlación entre la tendencia al exceso de velocidad y la personalidad del conductor. Así, las personas que buscan sensaciones nuevas y variadas suelen conducir más rápido que las que no (Heino et al., 1992). Además, hay diferencias de género, edad y profesión: los hombres, los jóvenes y los profesionales suelen exceder más los límites que las mujeres, los adultos y los conductores ocasionales.
Los factores personales que pueden influir en la velocidad excesiva de los conductores son diversos. Algunos de ellos son:
- Actitud: La actitud del conductor hacia la velocidad puede jugar un papel importante. Algunas personas tienen una actitud de riesgo y tienden a disfrutar de la velocidad, lo que puede llevarlos a exceder los límites establecidos.
- Impulsividad: Las personas con tendencia a la impulsividad pueden ser más propensas a conducir a velocidades excesivas. Su falta de control de los impulsos puede llevarlos a ignorar las normas de tránsito y a no considerar las consecuencias de sus acciones.
- Falta de conciencia: Algunos conductores pueden no ser plenamente conscientes de los peligros asociados con la velocidad excesiva. Pueden subestimar los riesgos y creer que son capaces de controlar su vehículo a altas velocidades.
- Presión de grupo: En ciertas ocasiones, los conductores pueden verse influenciados por la presión del grupo en el que se encuentran. Si están rodeados de otros conductores que tienden a conducir rápido, pueden sentir la necesidad de seguir el ritmo para encajar o ser aceptados.
- Falta de experiencia: Los conductores novatos o con poca experiencia pueden tener dificultades para juzgar adecuadamente la velocidad adecuada en diferentes situaciones de conducción. Su falta de experiencia puede llevarlos a exceder los límites sin darse cuenta.
Es importante tener en cuenta que estos factores personales pueden interactuar con otros factores, como las condiciones del entorno vial y el estado del vehículo.
Factores sociales
Entre los factores sociales, se ha observado que el exceso de velocidad es una conducta más aceptada socialmente que otras infracciones de tráfico. Según un informe de ERSO (2020):
- el 14% de los conductores europeos cree que está bien conducir más rápido que el límite en las autopistas,
- el 11% en las carreteras rurales y
- el 5% en las zonas urbanas. Esto puede deberse a que los conductores se consideran más hábiles y seguros que la media y piensan que pueden controlar mejor los riesgos.
Un factor que afecta a la velocidad que elige un conductor es el tráfico y los pasajeros que le rodean. Como se ha indicado anteriormente, la adaptación al flujo de los vehículos, el imitar a los demás, el “efecto rebaño”, es una razón frecuente que los conductores dan para justificar sus excesos de velocidad. Varios estudios empíricos corroboran que los conductores se dejan influir significativamente por la velocidad que perciben que llevan los otros (Haglund, et al., 2000). Además, se ha observado que se tiende a sobrestimar la velocidad de los otros vehículos lo que provoca un efecto dominó que hace que se conduzca más rápido (Connolly, et al., 1993).
Por otra parte, la influencia de los pasajeros es variable: algunos conductores conducen más rápido con pasajeros, otros más lento y otros no cambian. Esto depende tanto de la edad y el sexo de los pasajeros como de los conductores. Se sabe por ejemplo que los hombres jóvenes suelen conducir más rápido cuando van acompañados de otros hombres jóvenes y sin embargo, las mujeres y los conductores de mayor edad no se ven afectados por los pasajeros o, si lo hacen, reducen la velocidad. (Regan, et al., 2003) (Engström, 2003)
Factores ambientales
Entre los factores ambientales, se ha comprobado que el diseño de la vía, el estado del tráfico, las condiciones meteorológicas y la señalización pueden afectar a la percepción de la velocidad adecuada. Por ejemplo, una carretera ancha, recta y con buena visibilidad puede inducir a conducir más rápido que una carretera estrecha, curva y con poca visibilidad.
La morfología de las carreteras y las características del vehículo también influyen en las velocidades recorridas: Si el límite de velocidad no coincide con la impresión dada por una determinada infraestructura viaria, el límite de velocidad se considerará no creíble y, por lo tanto, no será observado por algunos. Además, los conductores de vehículos potentes, cómodos y más altos tienden a conducir más rápido que los conductores de otros automóviles.
Como conclusión, podemos decir que el exceso de velocidad es un problema complejo que requiere medidas educativas, preventivas y sancionadoras para concienciar a los conductores de los peligros que implica para ellos mismos y para los demás.
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