Cómo percibimos los conductores la velocidad
La velocidad es uno de los factores de riesgo que más influyen en los siniestros viales. Sin embrago, no todos las personas tienen igual la percepción de la velocidad en la conducción.
Cuando el tiempo se estira y la carretera se acorta: cómo percibimos la velocidad al volante
La percepción de la velocidad, simplificando, es la capacidad de las personas para captar imágenes que cambian con rapidez.
Su umbral puede ser definido como la velocidad mínima con que un estímulo debe atravesar un espacio para que sea percibido como desplazamiento. Además, sus valores dependen de que exista o no un punto de referencia respecto al que referir la posición del objeto. Ello explica la dificultad y el riesgo que existe para valorar la velocidad a que se nos aproxima un vehículo por la noche o en condiciones de niebla cuando únicamente se distinguen sus luces de situación traseras, sin ninguna otra referencia en el entorno (algo, por cierto. generalmente desconocido por muchos conductores).
La percepción de la velocidad por parte de los conductores es un aspecto crucial en la seguridad vial, ya que influye directamente en su capacidad para manejar de manera segura y adaptarse a las condiciones del tráfico. Este proceso psicológico implica una serie de factores que interactúan entre sí y que pueden variar dependiendo de múltiples variables, como la experiencia del conductor, el entorno vial, el estado emocional y cognitivo, entre otros. Explorar estos procesos nos permite comprender mejor cómo los conductores perciben la velocidad y cómo esta percepción afecta su comportamiento en la carretera.
Factores que Influyen en la Percepción de la Velocidad:
Experiencia del Conductor:
Los conductores experimentados tienden a tener una percepción más precisa de la velocidad que los conductores novatos. La experiencia les permite anticipar mejor las situaciones de tráfico y ajustar su velocidad en consecuencia.
Entorno Vial:
La percepción de la velocidad puede variar dependiendo del entorno vial. Por ejemplo, los conductores pueden percibir que están viajando más rápido en carreteras estrechas o congestionadas, incluso si están manteniendo la misma velocidad que en una autopista.
Cognición y Atención:
La atención del conductor juega un papel crucial en la percepción de la velocidad. Cuando los conductores están distraídos, pueden tener una percepción distorsionada de la velocidad. Por ejemplo, un conductor que está hablando por teléfono puede percibir que está conduciendo más despacio de lo que realmente está.
Factores Emocionales:
El estado emocional del conductor también puede influir en su percepción de la velocidad. Por ejemplo, alguien que está ansioso o estresado puede percibir que está conduciendo más rápido de lo que realmente está. Del mismo modo, un conductor relajado puede subestimar su velocidad.
Condiciones Ambientales:
Factores como la iluminación, las condiciones climáticas y la hora del día pueden afectar la percepción de la velocidad. Por ejemplo, conducir de noche puede hacer que los objetos parezcan moverse más rápido de lo que realmente están.
Procesos Psicológicos Involucrados:
Comparación Relativa:
Los conductores tienden a evaluar su velocidad comparándola con la de otros vehículos en la carretera. Si todos los demás vehículos están viajando a una velocidad más alta, es probable que el conductor perciba su velocidad como más lenta y viceversa.
Referencias Visuales:
Los conductores utilizan referencias visuales, como señales de tráfico, marcas en la carretera y edificios cercanos, para juzgar su velocidad. Por ejemplo, si pasan rápidamente por una serie de señales de tráfico, pueden percibir que están viajando a una velocidad mayor.
Experiencia Previa:
La experiencia previa de un conductor en ciertas carreteras o condiciones de tráfico puede influir en su percepción de la velocidad. Si están acostumbrados a conducir a altas velocidades en una autopista, pueden sentir que están conduciendo a una velocidad moderada.
Sensaciones Físicas:
Las sensaciones físicas, como la vibración del volante o la aceleración del vehículo, también pueden influir en la percepción de la velocidad. Un vehículo que se siente suave y estable puede hacer que el conductor subestime su velocidad.
Expectativas:
Las expectativas del conductor sobre la velocidad esperada en cierto tipo de carreteras o condiciones de tráfico pueden afectar su percepción. Por ejemplo, en una autopista, los conductores esperan viajar a velocidades más altas que en una carretera urbana.
Implicaciones en la Seguridad Vial:
- Una percepción precisa de la velocidad es fundamental para mantener una conducción segura y cumplir con los límites de velocidad establecidos.
- Las percepciones erróneas de la velocidad pueden llevar a comportamientos de riesgo, como exceder los límites de velocidad o no adaptarse adecuadamente a las condiciones del tráfico.
- La educación vial y la concienciación sobre los factores que influyen en la percepción de la velocidad pueden ayudar a los conductores a mejorar su capacidad para juzgar adecuadamente su velocidad y tomar decisiones más seguras en la carretera.
Resultados de los estudios relacionados
La relevancia de la percepción de la velocidad en la conducción o la capacidad para percibir movimiento cuando se conduce un vehículo queda patente en numerosos estudios. En ellos han encontrado una clara relación entre la implicación en accidentes de tráfico y un umbral relativamente alto en la capacidad de detección de movimiento lateral o una estimación incorrecta de la velocidad. Esta relación es especialmente significativa en los conductores de más edad.
En general, los conductores somos muy poco eficientes a la hora de estimar la velocidad a la que circulamos. así como sus variaciones. Cuando se nos pide que valoremos la velocidad a la que circulamos sin poder consultar el velocímetro. nuestras estimaciones suelen ser más bajas que la velocidad real. Es decir. tenemos una tendencia a infraestimar la velocidad a la que se desplaza nuestro vehículo. Si, por el contrario. aumenta la velocidad real, nuestra estimación tenderá a sobrestimar las variaciones en la velocidad a la que nos circulamos.
Además, la percepción de la velocidad a la que nos movemos cuando viajamos en un vehículo puede verse afectada por las características de la escena visual. Por ejemplo. si la carretera es estrecha y está bordeada por vegetación alta, tendemos a percibir una velocidad comparativamente mayor a la que percibirnos si la carretera es amplia y apenas hay elementos verticales que la delimiten (como las autopistas). Además, se ha comprobado que cuando se ensancha un carril. la velocidad media de la circulación tiende a incrementarse. Estos son ejemplos de cómo el contexto puede darnos la impresión de que nuestra velocidad es mayor o menor que la velocidad real.
La monotonía estimular
Por otra parte, la exposición a una estimulación constante reduce la capacidad de respuesta del conductor. Esto, en ocasiones, implica graves consecuencias para su seguridad. En este sentido, la monotonía estimular, característica de muchas autopistas, lleva a que el conductor tienda a mantener su vehículo a velocidad constante durante períodos de tiempo largos. Este tipo de situaciones provoca en el conductor una disminución de la sensación de velocidad con el tiempo. Además, esta adaptación visual a la velocidad, da lugar a que luego no reduzcamos lo suficiente la velocidad al abandonar una autovía o autopista hacia una vía con una velocidad inferior. Dado que nos parecía que íbamos a una velocidad inferior a la real, por lo general la reducimos menos de lo que sería necesario para ajustarnos a las indicaciones de la nueva vía. Estas situaciones suelen dar lugar a muchos accidentes.
Conclusión
En conclusión, la percepción de la velocidad por parte de los conductores es un proceso psicológico complejo que está influenciado por una variedad de factores internos y externos. Comprender estos procesos es fundamental para mejorar la seguridad vial y reducir el riesgo de accidentes en nuestras carreteras.
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