Las ilusiones ópticas y la percepción durante la conducción de vehículos
Frecuentemente se asocia la percepción con el concepto de «información». La percepción puede ser vista como el proceso mediante el cual las personas extraen información del medio ambiente para interactuar con él. Este proceso se da gracias a la canalización de un flujo constante de energía física a través de los órganos sensoriales. Es importante destacar que sólo aquellos estímulos que generan una respuesta por parte del individuo pueden ser considerados como información. Por ejemplo, el ser humano no puede detectar las señales ultrasónicas que emiten los murciélagos, ya que no generan una respuesta en nosotros. Por lo tanto, no podemos percibir dichas señales.
Constancia de la percepción
Cuando vemos un vehículo que se aproxima, sabemos que la proyección de su imagen sobre la retina aumenta constantemente de tamaño, sin que por ello veamos el vehículo creciendo.
Cuando un vehículo se mueve delante de nosotros y pasa por un área con luz verde y luego por una zona menos iluminada, nuestros ojos pueden captar cambios en el color y la intensidad de la luz. Sin embargo, no percibimos que el vehículo cambie de color o se vuelva más o menos brillante. En general, tendemos a percibir los objetos como invariables, independientemente de su distancia o las condiciones de iluminación. Somos conscientes de que la mayoría de los objetos no cambian de tamaño, color ni brillo, aunque puedan cambiar su apariencia visual.
Además, solemos asumir que la forma de los objetos permanece constante, aunque su representación en la retina pueda cambiar. Por ejemplo, cuando observamos una mesa redonda, esta no se ve realmente redonda a menos que la miremos desde arriba. Debido a la ley de perspectiva, la mesa se verá más o menos ovalada según el ángulo desde el que la miremos. A pesar de estas variaciones en la apariencia visual, no pensamos que la mesa cambie su forma.
Ilusiones perceptivas
En 1979, David Shinar, Thomas Rockwell y Joseph Malecki llevaron a cabo un estudio que presentó algunos ejemplos sobre la aplicación de ilusiones perceptivas en la seguridad vial. El objetivo de estas aplicaciones fue modificar la percepción de ciertas curvas peligrosas, desde el punto de vista del conductor, con el fin de resaltar su peligrosidad y provocar una respuesta más cuidadosa por parte de los conductores. Se propusieron dos esquemas de modificación para una serie de curvas con altas tasas de accidentes:
- Acentuar la percepción de la curvatura. Para lograr este efecto, se amplió gradualmente la línea del borde interior de la curva para que su anchura fuera máxima en el punto medio (alrededor de 610 mm) y normal en los extremos.
- Reducción aparente del ancho de la carretera. Se creó este efecto mediante la adición de bandas en forma de V (conocida como la ilusión de Wundt).
- Incremento de la percepción de la velocidad. Consiste en pintar una serie de bandas transversales cada vez más próximas unas de otras de tal forma que, a una velocidad constante, da la impresión de un movimiento de aceleración. Las franjas transversales pintadas en el suelo crean una ilusión de aceleración circulando a velocidad constante, con lo cual se intenta contrarrestar el efecto de adaptación a la velocidad
- Señalizar la curva con una señal vertical que incluye una advertencia verbal de que se trata de una curva «engañosa». A diferencia de las otras medidas, esta no utiliza ilusiones perceptivas, sino que busca influir directamente en la percepción del conductor para alertarlo de que la curva es más peligrosa de lo que parece.
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Para evaluar los resultados de las modificaciones realizadas, se midieron las velocidades de los vehículos antes y después de la implementación, y se analizaron los patrones de rastreo visual en ambas condiciones experimentales. También se realizó una nueva evaluación después de 30 días para comprobar la estabilidad de los efectos. En términos generales, se observaron cambios positivos en el comportamiento de los conductores, aunque no fueron espectaculares.
Se registró una disminución en la velocidad al tomar la curva, especialmente en los vehículos que circulaban a altas velocidades, y algunos conductores mostraron una mejora en los patrones de rastreo visual. Sin embargo, la señalización vertical que advertía de la curva engañosa se mostró prácticamente ineficaz, ya que no se observaron cambios significativos en el comportamiento de los conductores en relación a esta medida.
Después de los 30 días de la implementación de las medidas, se observó que los conductores habituales del lugar se habituaron a las modificaciones Lo cual no debe interpretarse como una pérdida de eficacia. Esto se debe a que el efecto de prevención es más importante para los conductores ocasionales. Los conductores que conocen la carretera no se sorprenden con la curva cerrada y no necesitan la información ofrecida en la señalización.
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