El problema de la insuficiencia normativa a la hora de educar en la seguridad vial escolar
Según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS):
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- 1,35 millones de personas pierden la vida en las carreteras del mundo cada año, y hasta 50 millones resultan heridas.
- más de una cuarta parte de los muertos y heridos son peatones y ciclistas.
- las lesiones causadas por el tránsito son ahora la principal causa de muerte de niños y adultos jóvenes de 5 a 29 años.
Dado el enorme sufrimiento humano y las grandes pérdidas económicas para las familias y las sociedades, las muertes por accidentes de tránsito siguen siendo un precio inaceptable por la movilidad. La 3ª Conferencia Ministerial Mundial sobre Seguridad Vial culminó con la “Declaración de Estocolmo“, que mira hacia el futuro, exigiendo un nuevo objetivo global para reducir las muertes y lesiones por tráfico en un 50% para 2030.
La sociedad se ha visto obligada a regular el comportamiento de las personas mediante leyes y códigos, cuyo conocimiento es necesario para garantizar la convivencia. La incorporación de la Educación Vial en la legislación, viene siendo demandada por la sociedad. Como elemento básico para abordar la problemática de los accidentes de tráfico y sus secuelas. El objetivo principal sería ofrecer una política duradera en la educación (WERLE; SOARES, 2008).
Comentarios Texto refundido Ley de Tráfico, Circulación de vehículos a motor y Seguridad vial
A través de la educación se asimilan, aprenden y generan conocimientos, normas de conducta, modos de ser y formas de ver el mundo. El alumno va siendo capaz de adquirir un pensamiento crítico. Este proceso genera una serie de conocimientos, habilidades, actitudes y valores dando origen a un pensamiento propio que caracteriza la personalidad de cada sujeto, expresándose en su comportamiento.
“Si hay algún tema que deba abordarse temprana y sistemáticamente desde la construcción de la personalidad moral y desde el objetivo de una seguridad vial sostenible, es el de la Educación Vial”. (JIMÉNEZ, 2010b, p.16).
La legislación se ha ido adaptando con el paso de los años a los cambios políticos, culturales, educativos y sociales. Tras el aumento de los accidentes de tráfico, ha sido necesaria la inclusión de la Educación Vial en las normativas viales y educativas. De esta forma, se facilitan actitudes y comportamientos cívicos y seguros. Así, se han adecuado los aprendizajes a las características y necesidades de los usuarios de la vía pública.
La creciente incorporación de la Educación Vial a nivel formativo en los centros educativos plantea nuevos retos a educadores e instituciones, acentuando el compromiso civil de cada ciudadano con respecto a sus prácticas cotidianas viales y sirviendo de modelo a los demás.
La prospectiva tiende hacia una Educación Vial donde se destaque la necesidad de inculcarla desde la infancia, ya que las primeras relaciones del niño con el entorno determinarán su actuación futura. Además, se hace imprescindible su continuidad a lo largo de la vida para garantizar un correcto aprendizaje en valores dando lugar a ciudadanos cívicos y garantizando la durabilidad de estos comportamientos.
La Educación Vial en la Escuela
Si nos ceñimos a la realidad actual, la Educación Vial no ha llegado a ser aún un área de conocimiento propiamente dicho dentro del sistema educativo español, pero está experimentando un importante cambio. Esto se debe a las orientaciones que se dan desde la Unión Europea con el fin de aumentar la seguridad de usuarios, vehículos e infraestructuras mediante una mezcla de medidas de cooperación nacional, intercambio de buenas prácticas, investigación, estudios, campañas de concienciación, programas educativos y, en algunos casos, regulación.
La Educación Vial se percibe en la actualidad como una educación sin límites de edad, flexible, que contribuye a la socialización y al desarrollo de las personas, integrada en el medio, que atiende a contextos políticos, socioeducativos, medioambientales, sanitarios, entre otros, en los que se promueve un aprendizaje vial eficaz.
En el caso de la escuela, la Educación vial pretende sensibilizar a los alumnos a cerca de los riesgos que entraña la circulación y ayudarles a tomar conciencia de su responsabilidad como usuarios de la vía pública velando por la propia seguridad y la de los demás. Dado que la población infantil y juvenil constituye uno de los principales grupos de riesgo, la comunidad educativa debe ofrecer una respuesta educativa ajustada a esta realidad.
Es importante destacar que vivimos en una sociedad cada vez más inclusiva por lo que hay que fomentar la Autonomía Vial de las personas con discapacidad, facilitar su Inclusión a través de los diferentes programas que se puedan diseñar y, sobre todo, favorecer su Seguridad Vial, son los objetivos fundamentales que caracterizan la Educación Vial en su relación con las personas con algún tipo de discapacidad.
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La normativa en la Educación vial escolar se puede ver recogida en el art. 73 de la Ley Orgánica 3/2020, de 29 de diciembre, por la que se modifica la Ley Orgánica 2/2006, de Educación, que recoge:
“Se entiende por alumnado que presenta necesidades educativas especiales, aquel que afronta barreras que limitan su acceso, presencia, participación o aprendizaje, derivadas de discapacidad o de trastornos graves de conducta, de la comunicación y del lenguaje, por un periodo de su escolarización o a lo largo de toda ella, y que requiere determinados apoyos y atenciones educativas específicas para la consecución de los objetivos de aprendizaje adecuados a su desarrollo.”
Si observamos a nuestro alrededor, es muy fácil comprobar que los ejemplos que diariamente viven los escolares no son siempre los más adecuados ni como peatones, ni como pasajeros ni como conductores. Es importante aclarar que la seguridad en las calles no debe ser producto del miedo, es decir, no se puede educar ni crear conciencia a través de infundir temores. Esto lo único que genera son personas temerosas e inseguras. La solución es incentivar entre el alumnado una actitud de confianza y seguridad. Esto le permitirá identificar los posibles riesgos evaluando el grado de peligro que se les presenta respondiendo del modo
más eficiente a cada situación. Para ello, se hace necesario ampliar los conocimientos y actitudes relacionados con el Tráfico. El objetivo es que el alumnado sea consciente de la importancia y necesidad de un buen comportamiento como usuario de la vía pública.
Hay que destacar tres aspectos importantes:
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- ACCIONES CON EL ALUMNADO. Durante el periodo escolar, hay que enseñarles determinados valores con respecto a la Educación Vial. Estos valores son: responsabilidad, tolerancia, respeto a las normas y señales, percepción del riesgo, prudencia, etc.
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- PARTICIPACIÓN DE LA COMUNIDAD EDUCATIVA. Hay tener en cuenta que la Educación Vial debe dirigirse a todas las personas implicada en el proceso educativo. Las actitudes que presenten los profesores, padres y alumnos constituyen un factor decisivo para su éxito, ya que la seguridad es tarea de todos. Por lo tanto, es clave que los programas de Educación Vial fomenten los conocimientos adecuados y actitudes positivas hacia las normas y el comportamiento vial.
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- FUNCIÓN DE LA FAMILIA. El papel de la familia es fundamental, puesto que es el medio perfecto para crear hábitos y actitudes positivas. Hay que recordar que los padres son los principales encargados de la educación de sus hijos en los temas necesarios para la vida (higiene, alimentación, etc.). Entre esos temas se encuentra la Educación Vial. Los padres son el referente para sus hijos ya que, constantemente, sirven de ejemplo. Además, el aprendizaje se da en la vida real, es decir, en situaciones reales. Por ello que muy importante que desde pequeños se vayan familiarizando con las diferentes normas y reglas que existen y su porqué. Por todo esto, es muy importante trabajar con la familia para inculcar en los niños unos hábitos que favorezcan la seguridad vial.
Algunas situaciones en la que los padres pueden aprovechar para enseñarles a sus hijos ciertos hábitos y normas son:
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- Caminando por la calle. Pueden ir explicándoles lo que significan algunas señales, cómo cruzar la calle, por dónde, etc.
- Paseando con la bicicleta. Es la primera toma de contacto del pequeño como conductor. Por ello se convierte en un momento ideal para aprender a circular con este tipo de vehículos respetando normas y señales.
- Viajando en coche. Cuando vayan al cole, a casa de los abuelos o cualquier otro destino en el que utilicen el coche se puede aprovechar para jugar. Por ejemplo preguntarles por qué se detienen en un semáforo, en un stop, etc.
En definitiva, si queremos que nuestros hijos se comporten de una forma cívica y segura en la carretera cuando lleguen a adultos, es imprescindible la participación en el proceso de enseñanza-aprendizaje sobre Educación Vial de la escuela, familia y toda la comunidad educativa. Para ello se hace imprescindible una La normativa clara de la Educación vial escolar.
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